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Un ingrediente clave en la comida chatarra es el aceite vegetal, y el 60 % de este es producido a partir del aceite de palma y soya —cultivos que actualmente están asociados con la deforestación masiva en el sudeste de Asia y América del Sur. (Informe especial de Mongabay)

La comida chatarra como las galletas, helados y papas fritas no es parte de una dieta saludable y además, tiene un efecto perjudicial en los bosques.

"A menudo, cuando el desarrollo agrícola se produce a expensas de los bosques tropicales, la seguridad alimentaria se utiliza como una razón para apoyar este desarrollo”, Janice Lee de la Universidad de Princeton, autora principal de un estudio publicado en el mes de setiembre en la revista Frontiers in Ecology and the Environment, explicó a Mongabay. “Sin embargo, la seguridad alimentaria abarca más que la disponibilidad de alimentos y tiene que considerar su nutrición”.

Lee y un equipo de investigadores de la Universidad de Princeton, la Universidad de Adelaida en Australia, y la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, estima la cantidad de área —y la cantidad potencial de bosque— requerida para producir el aceite de palma y de soya utilizada en los alimentos chatarra, “que tienen poco o ningún valor nutricional para las personas”, como señaló Lee.

“Por lo tanto, nuestros resultados resaltan un problema en nuestro sistema alimentario global, donde la tierra se utiliza de una manera que es perjudicial para el medio ambiente y que no contribuye a las necesidades nutricionales de las personas”, añadió.

Utilizando los datos de consumo de la empresa de investigación de mercado Euromonitor International y los datos de rendimiento de los cultivos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, los investigadores cuantificaron la cantidad de tierra necesaria para producir aceite de palma y de soya para la comida chatarra. También determinaron la contribución media del aceite de palma (29.9 %) y aceite de soya (33.7 %) para el consumo interno mundial de aceites vegetales entre el 2000 y el 2015, basado en las estadísticas del Departamento de Agricultura-Servicio Exterior de Agricultura de Estados Unidos.

El equipo estimó que entre el 2000 y 2014, la cantidad de tierra que necesitaron para la producción de aceite de palma para comida chatarra procesada fue de aproximadamente 163 500 a 413 400 hectáreas, mientras que la producción de aceite de soya requirió entre 1.6 y 3.0 millones de hectáreas.

Lee y su equipo determinaron que para el 2050 necesitaremos un estimado de 17.1 millones de toneladas métricas de aceite vegetal para la producción de alimentos chatarra, lo que requeriría de 5 millones a 9.3 millones de hectáreas adicionales de tierra dedicada a la soya y de 0.5 a 1.3 millones de hectáreas de tierra adicional de palma aceitera.

“Usando tendencias históricas como guía, creemos que gran parte de la expansión del aceite de palma y soya se producirá a expensas de las selvas tropicales, a menos que las estrictas regulaciones de uso del suelo y las iniciativas de mercado se implementen para evitar la deforestación tropical”, escriben los investigadores en el estudio.

Mientras que la tierra para la agricultura se está convirtiendo en cada vez más escasa, los investigadores pidieron una mayor acción y colaboración interdisciplinaria para tratar la forma cómo la tierra está siendo utilizada para satisfacer las necesidades nutricionales de la sociedad.

Lee dijo que deberíamos tomar más conciencia de nuestros patrones y hábitos de consumo, los procesos y mecanismos que hacen que sea tan fácil acceder a los alimentos chatarra, y formas para reducir el consumo de alimentos chatarra no saludables.

“Es importante tener en cuenta que debemos tratar de evitar la deforestación tropical para cualquier forma de desarrollo agrícola”, especificó Lee. Específicamente, dijo que deberíamos estar buscando la manera de concentrar los desarrollos agrícolas en terrenos con valores bajos de carbono y de biodiversidad, así como las formas de intensificar los rendimientos de las tierras agrícolas ya existentes.

Según Lee, “una cuidadosa planificación del uso del suelo para el desarrollo agrícola, así como la eliminación de las barreras para un ordenamiento territorial eficiente, son algunos pasos importantes a nivel gubernamental para evitar tirar a la basura los bosques tropicales con el fin de mantener los alimentos chatarra […] Un enfoque interdisciplinario para comprender la seguridad alimentaria también es importante, ya que con solo tener más diálogo con los agrónomos y nutricionistas pudimos empezar a pensar en las consecuencias en el uso del suelo que tiene nuestra dieta y la elección de nuestros alimentos”.

Estudios anteriores han sugerido que, si cerramos las brechas de rendimiento de los cultivos y aumentamos la eficiencia de los recursos agrícolas, es posible satisfacer las necesidades nutricionales de la creciente población mundial sin destruir los bosques tropicales.

“La historia, sin embargo, apunta a la continua deforestación para los aceites vegetales,” escriben Lee y sus coautores. “Por lo tanto, si algunos bosques tropicales son finalmente convertidos en tierras agrícolas, será especialmente grave si esa deforestación ha sido con el fin de obtener comida chatarra, la cual tiene escaso valor nutritivo para las personas”.

Referencias:

            Lee, J.S.H., Koh, L.P. & Wilcove, D. 2016. Junking tropical forests for junk foods? Frontiers in Ecology and the Environment. doi:10.1002/fee.1300

Esta historia fue publicada por primera vez en la web en inglés el 19 de setiembre de 2016.

Article published by Romina Castagnino