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La erosión costera, que afecta particularmente a Colombia, un país en el que se está perdiendo rápidamente territorio de playa, 

SAN ANDRÉS.- Los manglares y pastos marinos no solo son capaces de absorber CO2, como toda la vegetación, sino que lo secuestran por miles de años, evitando que regrese a la atmósfera. Esta condición se conoce como “carbono azul”, una capacidad propia de los humedales costeros descubierta hacia 2011 en Estados Unidos y que desde ese momento ha marcado una línea de investigaciones en el escenario mundial.

También se trata de uno de los servicios ecosistémicos que prestan los manglares sobre los que se habló durante el tercer curso-taller Semanglares, llevado a cabo en la San Andrés  con participación de profesores de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), en asociación con la Universidad del Valle.

“Una característica que tienen esos ecosistemas es que son muy útiles para la sociedad”, le dijo el profesor Ernesto Mancera, del Departamento de Biología de la U.N. Sede Bogotá, a la Agencia de Noticias de la U.N.. El experto detalla que otros servicios que prestan los manglares son la mitigación de la erosión costera, la biodiversidad y su contribución a la actividad pesquera, sustento de las comunidades que habitan cerca de estos ecosistemas.

El caso de la erosión costera afecta particularmente a Colombia, un país en el que se está perdiendo rápidamente territorio de playa, según explica el profesor Mancera. Proteger los manglares ayudaría a que estos retuvieran los sedimentos y mitigaran los efectos erosivos, destaca.

En cuanto a biodiversidad y pesca, los manglares son el hábitat de una fauna muy diversa, entre la que se encuentran peces e invertebrados con valor comercial.

Según el profesor Mancera, en las costas colombianas se presentan casi todos los tipos de manglar que existen en el mundo, una ventaja que debe ser aprovechada por la Red Colombiana de Estuarios y Manglares en la que la U.N. trabaja en la zona Caribe mientras la Universidad del Valle se encarga del Pacífico.

Con esta gran diversidad, una de las conclusiones a las que se llegó durante el evento es que es necesario fortalecer la comunicación de los investigadores a través de la red y estudiar todas las variedades de manglar a partir de modelos de largo plazo que permitan cuantificar los servicios ecosistémicos que presta cada tipo de manglar.

El curso-taller Semanglares, que contó con la asistencia de alrededor de 50 estudiantes nacionales y de países como México y Perú, recibió dentro de su comité científico a invitados como Matthias Wolff y Martin Zimmer, de la Universidad de Bremen (Alemania) y del Leibniz Centre for Tropical Marine Research, quienes les hablaron a los asistentes sobre pesca y biodiversidad, respectivamente.

Otro de los invitados fue el economista alemán Achim Schlueter, encargado de establecer la relación entre los servicios ecosistémicos de los manglares y su valor económico.

En representación de Estados Unidos participaron Ken Krauss, del Servicio Geológico Estadounidense, y Robert Twilley, director del Louisiana Sea Grant College y profesor de la Universidad Estatal de Luisiana.