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El gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos Botero llegó a primera hora del jueves 17 de junio de 2010 a la boca de la mina San Fernando en Amagá, suroeste del departamento, con el fin de ponerse al frente de todas las acciones que se adelantan para atender esta tragedia que se presentó en las últimas horas.

El gobernador manifestó a eso de las 9.30 de la mañana de este jueves 17 de junio, que al momento del accidente había 71 personas en el interior del socavón y que se habían recuperado 11 de ellos fallecidos.

Destacó el trabajo permanente de todas las autoridades y grupos de rescate y asistencia, para lograr llegar hasta el sitio donde se encuentra el resto de los mineros, tema sobre el cual afirmó que no son muchas las posibilidades de encontrar a alguien con vida.

Expresó el mandatario su solidaridad con todas las personas cuyos familiares fueron afectados por el accidente y con la comunidad de autoridades de Amagá en general. Afirmó además, que la empresa Carbones San Fernando es la más organizada en todos sus asuntos laborales y legales y que está seguro que en ese sentido se responderá a las familias de los mineros sobre los asuntos que se deriven de este hecho.

Precisó el gobernador que esta mina ha sido objeto de tres visitas de vigilancia y control durante este año y que este accidente reconfirma que la actividad minera es una de las más peligrosas del mundo. Agregó que, además, en esta mina se adelanta un programa piloto para prevenir incendios y explosiones, pero este accidente nos muestra que hay que estar siempre alerta.

El gobernador Ramos Botero anotó también que se seguirá laborando por parte de toda la gobernación de Antioquia en asocio con las demás autoridades y grupos de socorro y atención, con el fin de atender lo que sea necesario en este caso.

Y aunque las autoridades de prevención de emergencias manifestaron que la Mina en mención cumplía con los requisitos legales para la explotacón de carbón, se advirtió también que al parecer hubo una terrible falla al no contar con medidores de concetración de gases como los que provrn la trágica explosión.

El drama de los familiares de las víctimas se repetía ayer en la ciudad antioqueña, donde no se tenían muchas esperanzas de sobrevivencia.